Una parte del problema es que los zurdos tienen miedo de que les digan “utópicos”. Dígale eso a uno de ellos y verá que se queda sin argumentos, sin palabras y sin voz. La otra parte del problema es que los de derecha sí son utópicos. Ellos sí sueñan con un país mejor (par ellos). Le dan fuerza a sus sueño, lo imaginan lo recrean lo ven, le ponen detalles, le buscan sus flaquezas y fortalezas, estudian la factibilidad, le hacen propaganda, escriben las leyes necesarias para tal fin y hacen todo lo posible por hacerlo realidad. Lo que hoy es utopía mañana puede ser realidad y lo que hoy no es utopía mañana no será. Cuando Bernardo Neustadt comenzó a hablar de privatizar era utópico y solitario. La realidad actual es la suma de las utopías de la derecha que se hicieron realidad (la mayoría de ellas). La única[Nota completa]